martes, 28 de diciembre de 2010

La sala de los espejos



Despertó de pronto con la angustia de no saber donde se encontraba, estaba oscuro, llamo interiormente a uno de sus animales, la pantera resurgió bajo sus ojos y todo su cuerpo se erizo en posición de alerta. Caminaba sigilosa entre las oscuridades de sus entrañas atenta a cada ruido, a cada energía, a cada fantasma, no sabía que clase de prueba era esta. Vio una luz a lo lejos, respiro profundo, y con tranquilidad felina se acerco lentamente hacia ella. “Empieza la fiesta” se dijo. Ante ella se erguían cientos de espejos, se introdujo entre ellos sin pensárselo y no le sorprendió ver que ya no había forma de regresar, el camino de vuelta había desaparecido. Se veía reflejada en los espejos como una pantera negra de color brillante y unos ojos amarillos intensos. Miraba hacia los lados intentando encontrar la salida, o la prueba, el monstruo al que se debía enfrentar, algo que le dijera que debía hacer, entonces, en ese momento escucho la risa de una niña, se giro rápidamente buscando el origen pero no vio nada. Volvió a sonar, y Natwan se dirigió a donde pensaba que había salido, no vio nada, a nadie, y se quedo desconcertada. Frente a ella se erguía un espejo que le enseñaba sus ojos, ya no los de la pantera, sino los suyos, y cuando se acerco a verlos mejor la vio. La pequeña corrió por el rio saltando de piedra en piedra sonriente. Natwan lo comprendió. Sonrío al recordar ese día, y como momentos después se callo y se hizo una herida en la rodilla. Comprendió la prueba, y al monstruo que se enfrentaba, a ella misma. Camino entre sus recuerdos sin detenerse ni dejarse afectar por ninguno, pero aun así no encontró salida alguna. Se sentó a reflexionar, cerro los ojos y espero la respuesta. Tenia miedo, esa era la respuesta, tenia miedo a ver todas esas situaciones de su vida que tanto daño la hicieron y que enterró con la esperanza de no verlas jamás. Habría preferido enfrentarse a mil bestias, pero de nada valía desear estar en otro lugar. Se armo de valor para enfrentarse a sus fantasmas y se dirigió al espejo que estaba mas cerca. Allí estaba ella, en medio de la oscuridad acurrucada como animal indefenso. Dentro de Natwan se luchaba una gran batalla con los limites, las lagrimas se asomaban en el abismo de sus ojos pero la guerrera no dejaba q salieran, su corazón latía con fuerza desmesurada empujando la tormenta interior hacia fuera. En ese momento una lagrima pudo escapar de ella misma y callo lentamente por su rostro, caliente, liberadora, y se sintió bien… fue la primera de muchas. El espejo dejo de tener brillo y se convirtió en algo intangible, se convirtió en una puerta que le acercaba a esa niña invadida por el dolor y la soledad. Entro, se acerco a ella que le miro con ojos tristes y vacios. “pequeña..” le dijo mientras que se sentaba a su lado. A la niña se le callo una lágrima, natwan la abrazo, y la niña rompió a llorar. “me siento sola”, le dijo, “muy sola…”. Y Natwan, abrazándola aún con mas fuerza susurro “lo sé pequeña, lo sé”. La guerrera cerro los ojos y se lleno de luz y energía, de sus manos salió una bola de luz que se convirtió en un estrella. Puso a la pequeña frente a ella que ya no lloraba, le enseño la estrella, sonrió, “mira” le dijo Natwan, y poniendo las manos, la estrella se dividió en dos. “nunca estarás sola” le dijo mientras que le entregaba una de ellas, “siempre que me necesites estaré contigo”, y soplo la estrella hacia el cielo que se quedo brillando mas que las demás. La niña, feliz con su estrella se la guardo en el pecho, y abrazo con fuerza a Natwan. “todavía no lo entiendes pequeña, pero cuando la luz esta en ti… no hay porque temer a la oscuridad”, y se despidió con un beso. La pequeña se quedo sonriendo mirando al firmamento, ya no había oscuridad a su alrededor, Natwan se sintió feliz por dentro y salió del espejo.

Caminaba entre espejos segura de lo que debía hacer, y recordó algo que un viejo de la tribu le contó una vez. “Natwan, somos como un rio, desde el principio hasta el final somos el mismo, el pasado, el presente, el futuro, todo esta ligado por miles de corrientes. ¿¿Que pasa si contaminamos el rio en su nacimiento?? Que baja ensuciando todo hasta que llega al mar ¿verdad? ¿Y si se ensucia a mitad de camino? Si, Natwan, es tan importante el principio como el final, y de nada sirve limpiar el rio a la mitad si no nos hemos desecho del problema, por muy leve que sea, seguirá con nosotros hasta nuestro fin”. Y eso es lo que debía hacer, volver al nacimiento del rio aún cuando era un pequeño arrollo, y ver lo que se callo en la orilla, sacarlo, o transformarlo en luz. De ahí cada espejo, cada recuerdo, se dejaba llevar por su intuición con la seguridad que es lo que debía hacer. Muchos espejos, muchos años, muchas piedras en el camino, mucho aprendido en el viaje, y muchas lunas pasaron hasta que sintió que había terminado, y aunq entendía que el camino nunca terminaba y en su vida volvería a ese arrollo para recordar lo aprendido, se planto ante el ultimo espejo, el mas terrible de todos. No entendía nada, No era su pasado el que se reflejaba, ¿su futuro? Aparecía ella, feliz, con una familia, con su familia, con dos niños correteando por el campo, fuertes y sanos, y él cuidándoles como un oso cuida de sus pequeños, ella se dejaba cuidar también, todo ocurría sin el menos problema, sin restos de dolor, sin nada que alterara esa vida, todo era perfecto. Natwan estaba tan ensimismada en su futuro que no se dio cuenta de cómo cambiaba de forma, dejo de ser una pantera para ser simplemente Natwan, de carne y hueso, absorta en las imágenes que le hipnotizaban. Así pasaron horas, posiblemente días, sentada viendo a su familia feliz, olvidándose el porque estaba allí, el porque del viaje. Instintivamente, levanto la mano para tocar el rostro de uno de sus hijos y no solo se choco con el frio espejo, sino se choco con la devastadora realidad. Noo!!! Grito Natwan como si se hubiera despertado de un sueño, y sintió como la rabia y a fuerza volvía a su cuerpo, se lamento de haber estado tan ciega y haberse dejado atrapar por el mundo de las ilusiones, no era su futuro, ¡claro que no!, se sentía estúpida por haberse dejado engañar. No hay camino fácil, no hay final del camino en el que todo será perfecto, no, la vida seguirá su curso, los animales hambrientos seguirán existiendo, las guerras, las sequias, las inundaciones, el caos, todo seguirá ahí eternamente, lo único que podía hacer es cambiar la forma de percibir todo eso, sería feliz simplemente por estar el camino, con todas las piedras, con todos los inconvenientes, porque también habría sol, pájaros, arboles, flores, caricias, abrazos, y comprendió que todo esta porque debía estar, cada piedra, cada árbol, cada tormenta, cada nube, todo era parte del camino. Y con una fuerza que salió de todos sus adentros golpeo el espejo haciéndole mil pedazos, un sonido sordo le hizo estremecer, y todos los espejos se cayeron rompiéndose, y dejando visible el horizonte… sonrió… ¿todo había terminado? Sabia que no… la vida le traería mil pruebas más, pero ella estaba dispuesta a arriesgarse en todas ellas.

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