miércoles, 16 de abril de 2008

Alex

I parabolts

La primera vez que se sintió vivo, sin sentir dolor alguno, tenia 18 años, y estaba solo. Solo, del tipo de soledad de estar rodeado de gente aparentemente conocida, pero que no saben absolutamente nada de ti. Un medio día de agosto, se adentro en un coche, sin saber, que cuando terminara el día, sería una persona diferente..

-Ya llegamos, no queda nada.

Se oye de fondo bajo la canción de aviones plateados del último de la fila.

No puede ser, pensó Alex, era el sitio más bonito, que había visto en su vida, la sangre parecía hervir dentro de él, el corazón le latía como si luchara por salir de su pecho, como si ese saco de huesos le quedara pequeño, y sus ojos... brillaban, como nunca, y observaban de un lado a otro, intentando retener cada piedra, cada muro, cada risco, que ante sus ojos se alzaban a lo mas alto.

Se bajo del coche con dificultad para sostenerse, sus sentidos se habían aislado los unos de los otros para volver de golpe y dejar aún más estupefacto al pobre alex, pero sonreía, y por alguna razón que aun no comprendía, no podía dejar de hacerlo.

En este mismo punto el destino arrojo a alex hacia su futuro sin que él pudiera ni siquiera imaginarlo, en este mismo punto, una pregunta, y su consiguiente contestación hicieron de él un ser sin limites.

-¿¿Quieres subir??

-De verdad??? Claro.

Y allí se encontraba, con un arnés, unos pies de gato grandes, y sujeto a una cuerda, como si de un cordón umbilical se tratara, y donde se dirigía? Hacia si mismo pero aún no lo sabia. Como si de un movimiento primigenio se tratara, sus manos y sus pies parecían moverse solos, buscando los huecos, acariciando la roca, sintiéndola, ella le iba indicando todos sus recovecos, y mientras avanzaba, ella le contaba historias imperecederas de quienes antes se buscaron en el mismo sitio, historias que se remontaban a siglos anteriores; con sus dedos, iba sintiendo lo que la montaña quería enseñarle, todo lo eterno, todo lo efímero del mundo, de la vida, y sintió por momentos que dejaba de ser un mortal de carne y hueso, para ser parte de algo aún mucho más grande. Y se sintió vivo, y sintió que se sentía, y que el dolor no era el único sentimiento que podría hacerle sentirse vivo, y entonces comprendió, y sonrió. Ya estaba arriba, quiso gritar de euforia, de felicidad, pero no pudo, y en vez de eso, lloró, lloró por algo que jamás había llorado... se sentía libre.

(continuara...)

3 comentarios:

Vlady dijo...

Muy bueno Nell ;)

Besos!

Fer dijo...

Muy bonito.
Y ya sabemos quién es Alex.
Bss

Nell dijo...

gracias.... :-)

y alex??? kien es alex?? :-) deonde termina la ficcion y empieza la realidad? una delgada linea roja...