8a

A veces, las menos, una se convierte en piedra, en muros enormes, y en vez de escalar, es a una a quien escalan... y yo les veo mirarme, observarme como pueden subir por mi, y siento como arañan mi piel, como infatigables se comerían el mundo bajo mis pies, sin miedo, con una decisión inusitada; yo les hago resbalar, y caen, pero vuelven a subirse como si en ello les fuera la vida. No quiero que suban. Ha medida que lo hacen hago desaparecer todos los agarres, y van más lento, sé que en algún momento se cansaran de buscar el paso, sé que en algún momento se dejaran caer.. pero él no lo hace... parece tener una resistencia increíble, y sigue mirándome, desafiante pero sonriente, como si estuviera seguro que lo conseguiría, eso hiere mi orgullo, no me conseguirás, le susurro, pero en ese pequeño momento de debilidad, lo ve, sonríe, y en un lance, se agarra con todas sus fuerzas dejando todo su cuerpo bailando en el vacío. Noooooo!!!!! Grito. Pero ahí esta... debatiéndose entre el vacío o mi cuerpo, un solo resbalón y le pierdo para siempre... no volverá.. un solo toque y puedo hacer que mi cima siga intacta.. uno solo... los segundo se hacen críticos y mis dudas... mis dudas.... no puedo... y le abrazo... le acaricio la mano y se la agarro, cerrando los ojos y apretando la mandíbula siento como vuelve la estabilidad a su cuerpo, siento su respiración entrecortada, su sudor resbalando por mi piel. ¿ que he hecho? Me pregunto.. dios!!! que has hecho?. Él respira, cierra los ojos, y siento como sus dedos me acarician, me están acariciando!! Y me desquebrajo... “gracias” me susurra.. lo habrá notado? Me pregunto, habrá notado mis dedos? Y algo en mi se desmorona, y a medida que llega a mi pecho las fisuras se hacen más y mas visibles. Empotra sus dedos en las grietas de mi alma, y hace fuerza, una fuerza inhumana, intentando abrirse paso para poder entrar. Yo no le dejo, dentro no. Desistiendo del intento, sube por mis grietas, sus manos sangran, y el sabor es tan dulce... veo como tiembla, las fuerzas se le acaban, y el miedo aparece como un fantasma, la inseguridad, el cansancio. Ahora no.. ahora no te caigas, que te queda poco ya, le susurro, y agarro sus manos con fuerza para que me sienta. Con rabia y los ojos humedecidos, me dice.. “no puedo... me caigo...” No... ahora no... llegaste hasta aquí, no te caigas, son solo unos metros. No puedo... me dice mientras una lagrima parece acariciar sus últimos temblores de fuerza. Siento que le pierdo, le agarro con fuerza, pero se va, poco a poco siento como sus dedos van haciendo menos presión, siento como se alejan, siento como se resbalan... no, por favor... pero sus dedos me regalan la ultima caricia antes de perderse en el vacío...